
Y la vida está llena de momentos oscuros y de momentos rebosantes de luz.
La oscuridad de la tristeza y la luminosidad de la alegría.
Es la combinación de ambas lo que conforma el entramado de nuestra existencia.
Y de la abundancia de unos u otros depende nuestra felicidad.
O no.
Podemos ser humildes y conformarnos con la felicidad de las pequeñas cosas.
Viviendo en las pequeñas alegrías sin pretender la Gran Felicidad.
Superando y sobreviviendo a aquellas que, en distinta medida según las situaciones,
nos sumergen en la más absoluta oscuridad.
También pueden darse ambas situaciones;
Felicidad-Tristeza.
Decepción-Alegría.
Esperanza-Desolación.
Al mismo tiempo.
O uno tras otro.
¿Qué más da? El caso es que suceden.
¿Que qué podemos hacer?
Superar esas situaciones. O intentarlo.
Seguir avanzando en nuestro camino, seguir recorriéndolo,
sorteando esos obstáculos, esas piedras en nuestro camino.
Levantándonos tras tropezar,
tras equivocarnos.
Fijándonos en nuestro sendero,
aprendiendo de los errores.
Aprendiendo de lo que la vida nos pone de frente y siguiendo adelante con nuestro caminar.
Pasito a pasito. Equivocación tras equivocación.
Admitiendo algún riesgo, pues sin riesgo no hay posible éxito.
Si no intentamos, no podemos lograr.
Si no nos arriesgamos y aceptamos algo de riesgo en nuestras acciones,
no podemos conseguir lo que nos proponemos.
Si no corremos el riesgo, no podemos equivocarnos.
Y si lo hacemos, ¡ya aprenderemos!
Aprendiendo de los errores, adquiriendo conocimientos.
Aumentando progresivamente nuestra sabiduría.
Podemos lograr el objetivo o no.
Sin hacer nada, el 'no' ya lo tenemos.
>>Porque nadie nos dijo al nacer que la vida iba a ser sencilla.
E*
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